martes, 4 de febrero de 2014

Día Doce: Quito. La historia hecha ciudad

Las Naciones Unidas declararon a Quito Patrimonio de la Humanidad por algo. Es una ciudad hermosa, imposible de conocer en dos días como pretendemos.
Giovanny nos pasó a buscar a las 8 de la mañana y salimos en su camioneta hacia el volcán Pululagua, activo, pero sin erupcionar en 2800 años...
Adentro de su cráter vive una comunidad aborigen. Parece que el Estado ecuatoriano intentó varias veces mudarlos a un sitio más seguro, pero ellos no quisieron, es que la verdad, visto desde arriba no parece nada peligroso, todo lo contrario, es una imagen idílica de un valle entre montañas (valle que no es más que un cráter disimulado, pero eso sólo los geólogos lo saben).

Después fuimos al Museo Intiñan, que es un museo muy interactivo sobre los efectos que genera el hecho de estar parado justo sobre el ecuador. Desde la demostración práctica del efecto Coriolis con los remolinos de agua de un lado y del otro del Grado 0, hasta relojes solares verticales, caminar con los ojos cerrados sintiendo el empuje de ambos polos (solamente Caro pudo hacerlo, yo no pude dar ni un paso, cada vez que lo intenté me caía como borracho) hasta parar un huevo fresco sobre la cabeza de un clavo. ¡Yo pude hacerlo, ahí está la foto que lo comprueba y hasta me dieron un certificado firmado y sellado! También tiene un montón de información y cosas de los pueblos originarios de Ecuador, todo guiado por un profesional muy atento y simpático que respondió todas nuestras preguntas, la verdad que es un lugar super recomendable.






Luego fuimos a la Ciudad de Mitad del Mundo, mucho más “civilizado” y “moderno” pero también muchísimo más soso, podría decir que después de visitar el Intiñan no hace falta pagar los 5 dólares de entrada a este emprendimiento, salvo para sacarse la foto delante del monumento a la Mitad del Mundo.



También tienen unas preciosas llamitas dando vueltas.

Y una Plaza de Toros, a Maca mucho no le gustó...

Lo que sí aprovechamos fueron los restaurantes de comida típica. Ahí comimos fritada, mote, chicharrón y hornada, pero no nos animamos al cuis, también yo le entré a la chicha y Caro al canelazo. (Comentario aparte, la chicha se elabora masticando el maiz y escupiéndolo en un cazo, dejándolo fermentar y luego envasándolo con otras especias, o sea, hay que tenerlos bien puestos para tomar un vaso entero, yo llegué a la mitad, el Canelazo es una especie de trago caliente con canela que debe andar en los 80° de alcohol, Caro tomó dos tragos y empezó a rebotar contra las paredes)


Cuando salíamos vimos la construcción del edificio de la UNASUR...

De ahí nos fuimos al centro histórico de Quito, Giovanny nos dejó en la Basílica del Voto Nacional y nosotros seguimos caminando. Las gárgolas de la Basílica son impresionantes... 


Entramos en todas las iglesias menos en la de la Compañía de Jesús porque nos quisieron cobrar 4 dólares por cabeza, ni en pedo, la espié con los binoculares desde la vereda. 

Muchas de las iglesias que visitamos datan de antes del 1550, el arte religioso que tienen es inagotable, y las leyendas, más aún. 




La que nos sorprendió fue la Iglesia del Sagrario, del siglo XVII, no sólo por los ornamentos de sus puertas y que está casi completamente bañada en pan de oro, sino que en la entrada tiene un baldosón, completamente gastado por el paso de millones y millones de fieles a lo largo de los siglos, con una calavera pirata cruzada por dos tibias, nadie supo decirme qué significaba.


También fuimos al Palacio Presidencial, donde hacen una visita guiada por el ala norte y es gratuita, vale la pena, pero no estaba Correa.



Durante la tarde comimos, en varios lados, empanadas de verde y morocho, chocolate con croissants y helados caseros varios.


Y terminamos caminando a la noche por La Ronda, que es una calle peatonal que va de este a oeste, con más de un kilómetro de largo, plagada de bares, pubs, música, aromas y colores.



De ahí un taxi hasta el departamento. (En Quito el transporte es muy barato, u$s 0,25 el metro bus y los taxis no superan los 6 dolares el trayecto más largo, y cuando digo largo hablo de 40 o 50 minutos arriba del coche. Cuando subís a un taxi podés pedir que te cobre por reloj, va a ser sensiblemente más barato, pero dependés de que el chofer sea honesto y no te pasee, o arreglar un precio fijo hasta el destino elegido).

Quito es una ciudad inolvidable, y todavía nos queda un día para Otavalo.

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