miércoles, 5 de febrero de 2014

Día Once: San Cristobal-Quito. Un día de aeropuertos

Después de la despedida fenomenal que nos dio San Cristobal en nombre de las tres islas con ese atardecer de película, decidimos que no hacía falta descansar poco y salir rajando para ir de nuevo un rato a la playa, así que no madrugamos y armamos las valijas tranquilos...

Dejamos el hotel tranquilos, pasadas las 10 de la mañana, teníamos que estar en el aeropuerto a las 11, el vuelo salía a las 14 (en lugares con tanto turismo y tan poca infraestructura preferimos llegar temprano para evitar dolores de cabeza con las reservas) Pero el problema no fue la reserva, sino el avión en Quito, que nunca supimos qué pasó pero debieron cambiarlo por otro, lo que generó una demora de más de dos horas y terminamos saliendo pasadas las 16. Despachamos las valijas y fuimos a almorzar a un restaurant frente a la base de la Armada.




Lamentablemente los problemas de LAN no terminaron ahí, ya que en la escala en Guayaquil casi nos peleamos con otros pasajeros que abordaron en esa ciudad con los mismos números de asiento que nosotros. Definitivamente el transporte no es el fuerte de Ecuador.
Pero por suerte Giovanny, que nos iba a buscar, se bancó la amansadora y nos estaba esperando para llevarnos hasta el departamento que teníamos ya alquilado frente al parque, ¿cómo se podía llamar?, ¡sí! Carolina. Un departamento a estrenar nos dijo Carmen, la representante de la empresa, en un séptimo piso, una vista alucinante, muebles nuevos, olor a nuevo, parecía perfecto, después nos enteraríamos que no andaba la heladera (cuando se pudrió la leche que habíamos comprado para el desayuno de los chicos), no había gas (y nos tuvimos que bañar con agua fría en Quito que no hace el calor de Galápagos), no había calefacción, los vecinos organizaban fiestas hasta las cuatro de la mañana en el salón común, justo debajo de nuestra ventana y se cortaba la luz durante la noche, pero el resto del departamento, una hermosura.
Paseamos un rato (era muy tarde, y como les conté, en Ecuador la gente se acuesta temprano) y por suerte había un Subway abierto para una cena apurada.

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